Lo que tienes que saber si padeces una hernia discal

Lo que tienes que saber si padeces una hernia discal es que la natación terapéutica es una excelente opción para disminuir esos dolores. La natación terapéutica puede proporcionar una serie de beneficios para las personas que padecen una hernia discal, aquí hay algunos beneficios potenciales:

  1. Fortalecimiento muscular: La natación terapéutica puede fortalecer los músculos alrededor de la columna vertebral, lo que puede ayudar a estabilizar la columna y reducir la presión sobre los discos herniados.
  2. Alivio del dolor: El ejercicio en el agua puede ayudar a aliviar el dolor asociado con la hernia discal al proporcionar un ambiente de baja gravedad que reduce el estrés en la columna vertebral.
  3. Mejora de la flexibilidad: La natación terapéutica puede ayudar a mejorar la flexibilidad de la columna vertebral y las articulaciones, lo que puede reducir la rigidez y mejorar la movilidad.
  4. Reducción de la inflamación: El agua tibia puede ayudar a reducir la inflamación alrededor de la hernia discal, lo que puede ayudar a aliviar el dolor y mejorar la función.
  5. Ejercicio de bajo impacto: La natación es un ejercicio de bajo impacto que pone menos tensión en la columna vertebral que otros tipos de ejercicio, lo que puede ser beneficioso para las personas con hernias discales.
  6. Mejora de la circulación: La actividad en el agua puede mejorar la circulación sanguínea, lo que puede ayudar a promover la curación y reducir la inflamación.

¿Qué ejercicios tengo que hacer?

Aquí tienes algunos ejercicios específicos que puedes realizar en el agua para ayudar a fortalecer los músculos, mejorar la flexibilidad y aliviar el dolor asociado con una hernia discal:

1. Marcha en el agua:
Camina en el agua con movimientos amplios y controlados. El agua proporciona resistencia, lo que ayuda a fortalecer los músculos de las piernas y la espalda sin ejercer una presión excesiva sobre la columna vertebral. Aquí puedes ver un video de las marchas en el agua:

2. Elevación de rodillas:
De pie en el agua, alterna levantar las rodillas hacia el pecho. Este ejercicio ayuda a fortalecer los músculos abdominales y de la espalda baja, lo que puede ayudar a estabilizar la columna vertebral.

3. Patadas de espalda:
Sujétate del borde de la piscina y haz patadas con las piernas hacia atrás. Este ejercicio fortalece los músculos de la espalda y las piernas, mientras que también mejora la flexibilidad de la columna vertebral.

4. Estiramiento de pecho y hombros:
Sujétate del borde de la piscina con ambas manos y estira los brazos hacia adelante, manteniendo los codos rectos. Este ejercicio ayuda a estirar los músculos del pecho y los hombros, lo que puede aliviar la tensión en la parte superior de la espalda.

5. Giros de la cintura:
En el agua, gira suavemente la parte superior del cuerpo de un lado a otro, manteniendo los pies en el fondo de la piscina para estabilizarte. Este ejercicio ayuda a mejorar la flexibilidad de la columna vertebral y los músculos abdominales oblicuos.

6. Bicicleta acuática:
Sujétate del borde de la piscina con los brazos y haz movimientos como si estuvieras pedaleando una bicicleta con las pierna. Este ejercicio es excelente para fortalecer los músculos de las piernas y la espalda baja sin impacto.

Cómo realizar estos ejercicios.

Debes realiza estos ejercicios de manera suave y controlada, evitando movimientos bruscos que puedan causar tensión adicional en la columna vertebral.

Si experimentas dolor durante algún ejercicio, detente, camina suave y relájate hasta que disminuya o desaparezca.

Recuerda que es importante hablar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, incluida la natación terapéutica, para asegurarse de que sea seguro y adecuado para tu condición específica.

Además, es fundamental realizar los ejercicios correctamente para evitar lesiones adicionales.

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